miércoles, 3 de abril de 2024

"Cambios sin sentido"

¿A quién se le ocurre semejantes cosas? No logro entender la función de cambiar la hora.

Era domingo, y por los agujeros de mi habitación atravesaban rayos de sol. Mi cabeza pensaba: "Uy, es muy tarde. Tengo que levantarme a hacer algo y aprovechar el día"; pero mi cuerpo opinaba lo contrario: "Venga, quédate otro ratito en cama, me falta energía".

Sin saberlo se había creado una oposición en mí. ¿A quién hacía caso?

Decidí escuchar si escuchaba el típico ruido de platos en la cocina; es decir, de mamá o papá haciendo el desayuno, o el barullo de la aspiradora succionando el polvo de algún lugar de la casa.

Para mi sorpresa, ni un sonido ni el otro. ¿Qué pensé? Es súper pronto, pero el sol habrá salido antes. ¿Qué pasó? Me volví a quedar dormida.

- ¡Pum, pum! Oye, Sara. Creo que es hora de irse levantando, ¿o vas a desayunar o a comer al mismo tiempo? - dijo mi madre.

Me levanté de golpe de la cama (la jefa solo dice eso cuando es realmente tarde).

Miré el reloj de mi mesita y... ¡SORPRESA!

Eran las 12:30. Nunca me levanto tan tarde.

Esto no es todo. Convencida de que era esa hora, me fui un poco relajada a cepillar y lavar la cara..., cuando escucho a mi hermana decir: "Mamá, ¿es las unas y medias?" (aclaro, está aprendiendo las horas). Casi me da algo. Mi reloj no había cambiado la hora y la vagancia y pereza habían llegado a mí.

Tiene una explicación. El susodicho cambio había trastornado mi sueño y mi descanso. ¿Cuánto durará? Poco, os lo aseguro. Ya se encargará Genaro de despertar mis neuronas.

Sara

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