martes, 28 de octubre de 2014

"Historias de internet"


"Un llanto en la noche"
Cuenta la leyenda que un par de hombres se adentraron en el bosque para pescar en la orilla de un río. La tarde transcurrió entre las charlas de la camaradería y los pormenores de una pesca afortunada. Al caer la noche, los hombres aprestaban sus aparejos de pesca para retornar a sus hogares cuando uno de los pescadores percibió un extraño sonido más allá de las oscuras copas de los pinos. Se lo comentó a su compañero y se pusieron de acuerdo en que el origen del sonido debía ser algún animal salvaje herido, quizás una loba llamando a una cría extraviada. Desanduvieron el camino que iba de la orilla del río a su poblado y en mitad de bosque, el sonido se hizo más intenso y cercano. La oscuridad resultante del espeso techo vegetal de ramas y árboles que cubrían sus cabezas les hizo tomar por un buen augurio la luz que apareció en el camino y comenzó a acercarse hasta ellos. No dejaron de sorprenderse y asustarse al ver que quien se acercaba era una niña, descalza y con el pelo mojado. Cuando los hombres estaban a punto de preguntarle qué hacía por esos parajes, un terrible lamento surgió de los árboles y la cara de la niña se llenó de horror y salió corriendo. Uno de los pescadores corrió tras ella intentando ofrecerle su ayuda. Extrañamente, el espantoso aullido pareció alejarse por el bosque tras los pasos de ambos. Su amigo lo esperó durante horas pero nunca supo más nada de él. Al comentar lo sucedido en el pueblo, un anciano le refirió al aterrado pescador sobreviviente la historia de una mujer que había ahogado a su hija en el río y que luego, arrepentida, se había suicidado arrojándose a las aguas. Desde entonces su espíritu, y al parecer el de su hija, rondan por el bosque condenadas a perseguirse y quizás, a arrastrar a su pesadilla a los desprevenidos caminantes.
(Esta versión es una de las muchas que existen en torno a la Llorona: una figura presente en casi todo el folclore hispanoamericano pero muy especialmente protagónica en México, donde la relación entre el mundo de los vivos y el más allá es motivo de fiesta nacional, celebrada cada 2 de noviembre en el Día de los Muertos. Homenajeada en sones, especialmente en la canción que recorrió el mundo en la poderosa voz de Chavela Vargas, la Llorona es símbolo de las almas que penan la desgracia de los errores que cometieron en vida. En su caso, se le atribuye la culpa por la pérdida de sus hijos, que no puede dejar de llorar.)



"El séptimo hijo varón"

Se dice que a principios del siglo XX, en una humilde casa rural de Argentina, el nacimiento del séptimo hijo de una joven pareja no estuvo acompañado de los típicos festejos y felicitaciones que surgen de inmediato con la llegada de un nuevo integrante a la familia. En esa oportunidad, el varón recién nacido fue recibido con amargura y durante toda su infancia estuvo bajo el estricto control de sus padres que recelaban de cualquier posible comportamiento indebido por parte del niño. Esto no evitó, sin embargo, que entrado en la adolescencia el muchacho disfrutara de una mayor flexibilidad para realizar salidas nocturnas. En cuanto los ganaderos de la zona comenzaron a notar los ataques de un extraña fiera sobre sus ganados, el padre del muchacho se puso sobre alerta. A sus ojos, se corroboraba la maldición: su hijo era un hombre lobo. Cuando el joven cayó enfermo preso de una aguda enfermedad que lo sumió en intensas fiebres, su padre interpretó estos síntomas como un claro anuncio de que su hijo iniciaba una nueva transformación, y tomó la terrible decisión de matarlo. Ya detenido en la prisión, cuentan que el hombre no mostró el más mínimo arrepentimiento, ni siquiera cuando le sugirieron que la razón de los ganados muertos había sido un puma.

(La licantropía, la posibilidad de los hombres de transformarse en lobo, está enraizada en las creencias populares de muchos lugares de Hispanoamérica y son muchas las historias sobre las diferentes maldiciones que condenan a pobres criaturas a vivir bajo la apariencia de ese terrible animal. En Argentina y Uruguay, es muy popular la leyenda de que el séptimo hijo varón de una pareja corre el terrible riesgo de ser un lobizón, un hombre lobo. En el pasado, esta creencia estaba tan arraigada que para evitar que los padres tomaran peligrosas medidas de protección contra el recién nacido, llegaron a emitirse edictos gubernamentales que protegían al niño y otorgaban beneficios a la familia para que el nacimiento fuera considerado como una bendición y no como algo digno de ser temido.)



"Cazadores de mandrágora"
Cuenta la leyenda que un enamorado desairado urdió un plan para arrancar la mandrágora y poder así, a través de los poderes mágicos que confiere la raíz, ganarse el amor de la mujer que lo había despreciado. Se adentró en el cementerio junto a su perro, y cuando localizó la planta de la mandrágora, excavó la tierra hasta dar con la raíz con forma humana. El hombre sujetó la correa de su perro a la raíz y luego lanzó un objeto para que el can corriese en su busca como era habitual en sus juegos. Aturdido por los horripilantes aullidos, el animal emprendió una desesperada carrera de huida con la que buscaba alejarse inútilmente de ese grito aterrador, perdiéndose finalmente fuera del cementerio. Se dice que el dueño casi enloquece por la visión de lo sucedido, y que cada noche teme que el animal encuentre el camino de vuelta a casa.
(En las leyendas sobrenaturales, la mandrágora es una raíz con forma humana a la que se le atribuyen poderes mágicos. Para acceder a ella, sin embargo, hay que tener mucho cuidado ya que al arrancarla de la tierra y separarla del resto de la planta, la raíz grita y se convulsiona como si fuese una persona desgarrada. Su grito puede llevar a la locura y la furia irrefrenable --incluso a la muerte. Crece bajo los patíbulos o en los cementerios, alimentándose de la sangre de los ajusticiados o de los muertos recientes.)

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