Cuando mi tío Julio nos visitó, me preguntó si alguna vez me mandaron una carta, y le contesté que no; a lo que me dijo: "¿Qué te parece si a partir de ahora nos escribimos para contarnos cosas importantes? Me alegre, me haría muchísima ilusión.
Un día había vuelto del colegio, fui directamente a mirar el buzón y no lo podía creer. ¡Había llegado una carta a mi nombre! Significaba que había cumplido su promesa. Así que eso significaba que había cumplido la promesa. La leí: me decían que tenían muchas ganas de verme en invierno; y, sin pensarlo, me puse a escribir. Estaba súper feliz.
Creo que hablar por teléfono está muy bien, pero de vez en cuando deberíamos escribir alguna que otra carta para expresarnos de forma más interesante y retomar esa antigua costumbre: escribir = una expresión mejor.
Por último, siempre recordaré una de sus frases en la carta:
"Una persona lo puede tener todo, pero si no tiene palabra, no tiene nada".
Nico
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