martes, 17 de enero de 2023

"¿Rabia o impotencia?"

Seguramente todos los que practicamos un deporte hemos pasado por esta emoción: la exigencia.

En cuanto a mí, la siento al principio; me da rabia cuando no sé hacer algo o veo que a todos les sale menos a mí.

En septiembre empecé a jugar y no ganaba ningún partido. Entrenaba y entrenaba... Y nunca lo conseguía. Ahí fue cuando lo sentí.

Noa

Lo que más me cuesta es el cubo de rubik. Nunca llegué a completarlo porque tengo que seguir muchos pasos y me rindo muy fácilmente.

Mi padre lo puede acabar, pero tarda mucho.

Ahora lo tengo abandonado en la estantería.

Lo compré en una tienda en Fonteculler, cerca del Puente Pasaje. Allí tienen muchos juegos para pensar, con una estantería llena de cubos de distinto tamaño, color , forma... El que más me llamó la atención fue uno que era de piezas de lego.

Noelia

Os voy a enseñar dos casos de impotencia y dos de cansancio para que entendáis su significado y lo que me pasó. 

Hace tiempo, no mucho, había una excursión del colegio, íbamos al proyecto sobre inteligencia artificial. Estaba súper animado y feliz. Dos días antes había cogido un tipo de virus; era gastroenteritis y estaba malísimo. Me quedé en casa sin poder ir, muy triste.

Otro caso es común para muchas personas: fui a un restaurante con mi familia - no recuerdo exactamente su nombre. Me encanta el pollo y lo pedí; estaba comiendo tranquilamente, pero me llené: quería comer más pero no lo conseguí...

En cuanto al cansancio:

- Estaba en la playa jugando en el mar, no paraba, y hasta fui en kayak. Tres horas después estaba tan cansado que me quedé dormido en una silla.

- Otro día, viendo la televisión, con una película de dos horas y media, comiendo pastel muy concentrado... Me dormí cuando faltaban cuatro minutos para terminar. Me sentí tan débil cuando desperté... 

Bernardo

Hace casi un año, al poco de llegar Luka, mi perro, a casa, tuvimos que llevarlo al veterinario para ponerle el chip y una vacuna. 

Hasta aquí todo bien, pero a las dos horas empezó a ponerse raro: se arrastraba por el suelo, tenía los ojos hinchados y estaba débil.

En ese momento, sentí impotencia, pensé que se moría.

Entonces mis padres llamaron rápidamente al veterinario y les dijo que lo llevaran a la clínica ya que podía ser una reacción alérgica.

Hasta que mi perro volvió a casa, solo sentía impotencia y miedo.

Menos mal que todo quedó en un susto y con una medicina se solucionó.

Gael

- Sara, ¿recuerdas que la abuela estaba en el hospital?

- Sí, papá.

- Sabes que estos días había empeorado hasta el punto de que estaba sufriendo mucho. Y... hoy nos ha dejado. La abuela ha fallecido.

Recuerdo esta conversación como si la hubiese tenido ahora mismo. Como dicen los adultos, fue como si cayeran mil toneladas de piedras encima y me hubiesen dejado aplastada sin poder respirar. Me tiré al suelo y solo podía llorar, llorar y llorar.

Me sentía impotente. No podía hacer nada para cambiar esa situación. Ya no era posible volver a hablar con la abuela, no podría decirle cuánto la quería, ni recordarle lo feliz que me sentía cuando venía a dormir conmigo. 

Es una sensación muy desagradable, porque te sientes como si estuvieses atada pero sin estarlo.

Ese día no pude quitarme esa sensación, porque también sentía mucho dolor por dentro, como en el corazón.

Solo cuando pasó tiempo entendí que es algo que no se puede remediar.

Esta experiencia me sirvió para entender cuando mi abuela me decía: "Para todo hay solución, menos para la muerte". 

Sara  

Con cinco años, en las vacaciones de verano, quería aprender a montar en bicicleta porque aun no sabía.

Teníamos una bici azul con ruedines, pero se los quitamos para aprender a montar.

Creía que no iba a conseguirlo nunca porque era mi primera vez. Al principio, tenía miedo de caerme (normal, lo había hecho dos veces).

Primero, mi padre me agarró el sillín para que no me cayese de lado, aunque tuviera casco, rodilleras y coderas; daño me iba a hacer, sí o sí, pero protección no me faltaba.

Cuando me soltó, en una hora ya iba solo.

Ahora voy sin una mano, pero probablemente después iré sin dientes.

Adrián

Hai pouco fomos a un bazar en Oleiros, era moi grande. Cando xa case rematáramos de mercar, chamoume a atención un xoguete, mireino atentamente e, cando me din conta, atopábame perdida.

Ocorréuseme ir á caixa e dicirlle á moza iso; deume un megafonillo e o primeiro que dixen foi: "Urielaaaaa!" (a miña irmá). Ao final encontroume. 

Eses momentos paseinos sen saber que facer.

Mayra

No hay comentarios:

Publicar un comentario