lunes, 13 de abril de 2020

"Mis dos años con Genaro"


Transcurría septiembre del 2018 y un nuevo curso estaba a punto de empezar, el cual iba a ser muy productivo y al mismo tiempo lleno de risas y alguna que otra regañina. 

Yo estaba muy nervioso y con miedo, ya que nos cambiaban de clase y tendría que hacer amigos; eso era lo que menos me inquietaba. Lo que más me preocupaba era... ¡Mi nuevo tutor! Ya que la gente nos decía a los “nuevos” que era muy malo y reñía por todo, cosa que yo claramente aún yo no había descubierto, pero era una mentira como una catedral. 

También me angustiaba bastante el nivel que íbamos a tener, pensaba que ellos iban a saber mucho más y nos iban a dar mil vueltas; es decir, comparado con nosotros, creía que iban a ser unos pequeños “Einstein”.
Eso a lo largo del curso no iba a ser un problema, ya que nuestro tutor nos iba a poner al día en un mes y medio. Resultó que todas mis preocupaciones no tenían fundamento alguno. 
Ya dentro de clase nos dio la bienvenida a todos y nos sentamos en nuestros pupitres. El día transcurrió todo lo contrario de lo que había imaginado, resultó que era amable, bueno y divertido. Este día aprendí que no hay que prejuzgar a las personas antes de conocerlas y también que no hay que creerse todo lo que la gente dice. (Tu capacidad te ayuda a un análisis continuo y permanente)

El primer trimestre de quinto

Superado el primer día de clase el resto del trimestre fue sobre ruedas, menos algún que otro nerviosismo que ya contaré más tarde. Tardamos apenas un mes y medio en ponernos al día con los otros compañeros. El método que usó Genaro fue explicarnos todo lo que habían dado el curso pasado resumidamente; así que mientras nosotros aprendíamos un montón, a ellos les servía de repaso. 

Respecto a mi nervosismo, reconozco que lo pasaba fatal cuando salía al encerado a hacer mate o dictados de lengua o lingua, pero a todo se acostumbra uno y, hoy en día, hasta salgo voluntariamente.

Otra cosa que me impresionó fueron los cuatro tochos; cuando los vi creí que no los íbamos a acabar este curso; pero para mi sorpresa en un solo trimestre acabamos dos y todos los libros del primer trimestre y casi del segundo. Creo que en ese trimestre aprendí más que en todo cuarto.

A nivel escrito también aprendimos un montón a describir y a redactar, y yo descubrí que se me daba estupendamente.

Resumiendo… Fue un trimestre de mucho trabajo, pero también de muchas satisfacciones personales que me sirvieron para sentirme más capaz y  orgulloso de mí mismo.

El segundo y tercer trimestre  

Pasado el primer trimestre los otros dos fueron más de lo mismo, menos alguna bajada que pegué en las notas que ya hablaré más adelante. Todos íbamos aprendiendo un montón, tanto de quinto como de sexto; cuando Genaro nos dijo que íbamos a aprender algo del siguiente curso, yo no podía creerme que iba a entender todo lo que explicaba. Pero para mi sorpresa todos entendíamos todo, hasta aprendimos a hacer la regla de tres.


Entre abril, mayo y junio fue la época en la que más aprendimos, ya que nos metíamos con cosas de sexto de las cuales nosotros no teníamos ni idea de que existían, las aprendimos enseguida. Nos ponía reválidas de sexto que hacíamos muy bien y hasta en la última conseguimos sacar, si no recuerdo mal, 13 sobresalientes, 7 notables y 2 bienes. Algo que está muy bien para niños de quinto.


Respecto a mi bajada de nota… Esto ocurrió el segundo trimestre en la asignatura de lingua que, por confiarme, pasé de un nueve a un ocho.


Cuando el curso llegaba a su fin tocaba la excursión de fin de curso que en teoría tendría que haber sido en la playa de Perbes; pero por el mal tiempo tuvimos que ir a Gandarío. Allí había un montón de cosas: campo de futbol, mesas de pimpón, cancha de baloncesto y tenía una playa justo al lado, en la que por suerte nos pudimos bañar ya que el cielo se despejó. Aunque fue improvisada, cuando me preguntan cuál fue tu excursión favorita yo siempre respondo esa.


Como anécdota, yo pensaba que Genaro era malísimo y te reñía por todo, hasta que descubrí que era todo lo contrario. Pero él también me dijo que me había prejuzgado pensando que era un chulito jugando al fútbol, y también se equivocaba.


Me dieron las notas del tercer trimestre, me puse supercontento y muy orgulloso de mí mismo, fue un curso inolvidable.

Sexto de  primaria


Un nuevo curso estaba a punto de empezar, éste se presentaba muy especial ya que iba a ser nuestro último año en el cole y porque tendríamos la excursión de fin de curso, cosa que llevaba deseando que pasara desde verano. También se suponía que iba a ser más fácil, ya que nos conocíamos todos un poco mejor; pero no todo iría sobre ruedas por una cosa de la cual ya hablaré más tarde.
El primer trimestre transcurrió con normalidad, pero también trabajamos y aprendimos mucho, ya que entre septiembre y diciembre acabamos casi todos los libros y un tocho y medio.
El segundo fue extraño y especial; es decir, no fue igual que los otros por varias razones. La primera fue que cuando Genaro estuvo enfermo, nosotros esa semana y media nos relajamos un poco, lo que conllevó a una llamada de atención por su parte. También fue muy especial porque fuimos de excursión a Riazor, lo que resultó ser una experiencia inolvidable para todos; pintaron un mural en el cole en el que aparecíamos varios compañeros/as jugando al futbol simbolizando la igualdad entre niños y niñas. 
  Cuando volvíamos a estar al día y a la normalidad… Resulta que suspenden las clases por culpa de un maldito bicho de nombre COVID-19 o Coronavirus.
Este estado de alerta nos hace perder todo lo especial que tenía este curso: la excursión a Portugal, la despedida del cole y, sobre todo, el día a día en clase que es lo que más echo de menos. Pero tenemos que fastidiarnos y llevarlo lo mejor posible.
Espero que esto acabe cuanto antes y así al menos poder ver a mis compañeros y profes, aunque sólo sea un día.


Una inteligencia inquietante 

(con un balón en sus pies)

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