martes, 9 de octubre de 2018

"Una fuente peligrosa"

El día anterior a Halloween fui a cenar fuera y a dar un paseo con mi familia.
Caminando me entró sed, así que me acerqué a una fuente en la que había el siguiente letrero: "Agua no potable", pero no me enteré.
Durante el resto de la noche no sentí nada, hasta que llegó el día siguiente. Al despertarme e ir al baño, me di cuenta de que medía cuatro metros, pesaba 200 kilos y mi cuerpo estaba repleto de pelo.
Mi familia no me reconocía, por lo que estaban muy asustados.

Al echarme de casa me tuve que refugiar en un callejón. Sólo salía por la noche para que la gente pensase que se trataba de un disfraz.
No paraban de pedirme fotos y decirme que había sido muy original, a lo que yo no respondía para que no sospecharan.

Por suerte, al día siguiente volví a ser un niño normal.

Ricardo

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