miércoles, 30 de mayo de 2012


Un día, Ana, sus padres y su hermano Óscar fueron a la playa de Riazor. Allí se encontraron con Clara, sus padres y su hermano Sergio.

Los niños jugaron a hacer castillos de arena.Ellas fueron a nadar con sus gafas de agua; la que encontraba la concha más bonita, iba teniendo un punto más en un juego. Se iban alternando en la puntuación.Ana encontró una concha, de la que salió un caracol de mar. De repente, Clara notó que algo le había picado y no podía andar. Sus madres la llevaron a los socorristas; era una picadura pequeña de la que pronto se recuperó.

Volvieron al agua. En un descuido, las empezó a llevar la corriente. Los hermanos las vieron y avisaron a sus padres. No llegaron a tiempo y no las veían por nunguna parte.
Asustadas, vieron un barco: ¡Era el abuelo de Ana! Las subió y le contaron lo que había pasado.
Se hizo tarde, sus familiares seguían buscándolas, los socorristas tampoco las encontraban.

El abuelo las llevó a su casa, desde donde pudieron avisar a sus padres, y quedaron aliviadas.

A la mañana siguiente, fueron a buscarlas y les explicaron todo lo que les había ocurrido.
Ya en su casa, pensaban que habían vivido una gran aventura, que les gustaría repetirla, pero sin el permiso de sus padres...

Sara

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