martes, 20 de octubre de 2009

"¡Vaya incordio!"


Un día, cuando era pequeña, me había puesto el pijama para irme a la cama.

Estaba muy cansada, así que apagué la luz. Cuando me tapé, ya decidida a dormirme, empezó a sonar un ruido: ¡Una alarma de un coche!

No paró de sonar en toda la noche, así que yo intentaba de todo: taparme las orejas, meterme debajo de las mantas, ponerme la almohada alrededor de la cabeza...

La sirena no paró. Por la mañana no me aguantaba de pie y me pegaba contra los marcos de las puertas.

Andrea

1 comentario:

  1. Bueno, yo en tu lugar le tiraria una piedra
    bien gorda para que se callase o si no se
    calla le gritaria al dueño.Eso si no aguantaria ni cinco minutos.


    CHAO.

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