Había una vez cuatro niños llamados: Manuel, Juan, Andrés y Manolo. Eran grandes amigos y se cuidaban los unos a los otros.Un día Manuel enfermó y no fue al colegio durante un tiempo. Cuando se recuperó y volvió a clase, se enteró de una noticia:
"¡No se podía jugar si no era con unas cartas!"
Él, disgustado, no dejaba de pensar dónde podría conseguirlas. Cuando ya por fin creía que había solucionado el problema, sus amigos le dijeron que las cartas se habían acabado en toda la ciudad.
Entonces a Andrés se le ocurrió una idea un poco alocada:
¡Sería el ayudante de sus compañeros,
les haría las tareas a cambio de algunas cartas!
Todos estaban sorprendidos, realmente era la única forma de conseguir que su amigo pudiese jugar.
Le tuvo que hacer los deberes a varios; pero estaba cansado, por lo que decidieron hablar con el director del colegio sobre la situación. La respuesta no fue la que esperaban: se enfadó tanto que se dirigió al patio, cogió todas las cartas que encontró y las tiró.
Estaba muy tristes, así que uno esperó a que el director se fuera y aprovechó para cogerlas y entregárselas a los demás.
Tal y como había ido todo, se dieron cuenta de que sólo habían tenido problemas, por lo que decidieron volver a la normalidad y olvidarse de las dichosas cartas.
Marina
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg){kind=link}