Entonces se le ocurrió la idea de ahorrar basura; y para ello recogía la de la calle y el polvo de su piso y lo metía todo en un bote de galletas.
Mientras el resto de la gente dormía, les quitaba la suciedad del felpudo, recogía los envoltorios de los chuches...
¡Y todo lo repartía después por su casa!
Tanto trabajo le ocupaba hasta la hora de acostarse; de esa manera, al día siguiente, tenía otra vez mucho que limpiar.
Así día tras día, noche tras noche... ¡Y ella tan feliz!
(Continuará)
Lucía
No hay comentarios:
Publicar un comentario