Había una vez una tortuga llamada Saili. Donde vivía, era muy querida y tenía muchos amigos.
Un día, por la noche, algo raro la hipnotizó. A la mañana siguiente tenía los ojos rojos; su madre le preguntó si estaba bien y contestó que sí.
Más tarde fue a jugar y no hacía más que locuras. Empezaban a cansarse de ella. Intentó explicarlo, pero no funcionó. De la furia, se iba transformando ...
(Continuará)
Samuel
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