Al principio tenía un poquito de miedo porque algunas personas me decían que Genaro metía mucha caña.
El salir a la pizarra me suponía algo de miedo, pero era lo que había. Por ello, le preguntaba en el recreo cuando tenía tiempo para explicarme.
No me creía que íbamos a acabar todo tan pronto.
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Cuando llego a clase me siento cansada, miro la hora y pienso: "Los fines de semana estoy durmiendo a esta hora".
Después, llega el profe; siempre, entrega los deberes corregidos, nos dice quién curró y quién no. Depende del día, me felicita o no; si no me dice nada, es porque el trabajo tiene algunos fallos y, cuando los veo, pienso: "¿Cómo pude cometerlos". En cambio, si me felicita, me siento orgullosa de mí misma; me dan ganas de hacer otro, o de volver al pasado para que me vuelvan a animar.
Cuando se trata de otro u otra, me siento contenta de su trabajo y esfuerzo; pero si riñen a alguien que ha hecho algo mal - aunque siempre le doy la razón a Genaro, pienso que debe haber una razón, por lo que me preocupo por él o por ella.
Después, nos ponemos a trabajar. Saca a la gente a la pizarra. Me siento nerviosa, aun así hago lo que puedo. De hacerlo mal, o si me sientan, pienso en el porqué de haber hecho una tontería: de los errores se aprende, no lo volveré a cometer. Si lo hago bien, estoy contenta por mis logros.
Prefiero salir al encerado porque, si no, me duele el pompis de tantas horas sentada.
Si mandan deberes o exámenes, saco la agenda y me pongo a copiar todo lo más rápido posible; a continuación, meto todo lo necesario en la mochila, para no olvidarme de nada. De no haberlos, me siento "relajada".
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He tenido un montón de sentimientos diferentes, desde alegría hasta impotencia.
Al principio, todo era curiosidad y alegría porque mejoraba diariamente; pero eso cambió el primer día que fallé, cuando aprendí que todos podemos cometer un error.
5
Al entrar en clase, pienso: !Qué ganas de hacer matemáticas! o ¡Estaría mejor en mi cama!...
Ya con las asignaturas: que me saque, que no; todo depende de cómo sea el ejercicio.
A veces disfruto con las historias reales vividas por nuestro tutor, anécdotas increíbles; e incluso, cuando nos mete un susto.
1
¿Pensamientos? ¿Qué es eso? ¿Cuáles?
¿Alguna vez no os habéis hablado a vosotros mismos? Es decir, ¿autohablado? Sí, creo que es la mejor manera de definir eso de los pensamientos. Es como una voz interior que te está chivando en forma de palabras lo que estás sintiendo en un momento determinado. Y cuando reflexiono estas cosas es cuando digo: ¿Entonces, si no hay emoción, no hay pensamiento?
Uy... ¡Qué rollo! Mejor voy a ir al grano. Mis pensamientos son muchos y variados, pero me voy a centrar en aquellos que me sucedan en clase y como estudiante.
Genaro - Voy a sacar a...
Yo - Fijo me va a tocar a mí.
Genaro - ¡Sara!
(En estas situaciones es cuando me acuerdo de mi padre. Siempre habla de la ley de la atracción... Lo que piensas lo atraes. ¡Pues vaya lotería!
Ya en el encerado:
- Voy a sacar un cero patatero. ¡Madre mía! A ver, Sariña, tranquila, piensa y actúa.
(Mis manos empapadas de sudor, y el rotulador mareado de tantas vueltas que le doy).
Genaro - Del ejercicio 1 al 6.
El maestro corrigiendo.
- ¡Por favor, Jesucristo, ayúdame! (Y eso que no soy muy creyente)
Genaro - En este hay un fallo. ¿Cómo crees que podría ser?
- Uff, creo que había que multiplicar y luego dividir. Mejor no lo digo; no vaya a ser que me equivoque y quede en ridículo.
Genaro - A ver, primero multiplicar y luego dividir.
- ¡Qué tonta soy! Si lo hubiera dicho... Seguro que me pondría el diez.
Soy un poco caótica, pero poco a poco intento cambiar para mejor.
Nuestro tutor no es tan malvado como para ponernos tan nerviosos, pero tenemos tantas ganas de hacerlo bien que por eso nos pasan esas cosas.
Cuando algún compañero de clase lo felicitan por haber mejorado, pienso en positivo:
- ¡Qué bien! ¡Qué contento se le ve! Ojalá continúe currando. Y si puedo, lo felicito porque sé que eso da muy buena energía.
Además, cuando me salen bien las cosas, me "autofelicito"mentalmente utilizando mi cabeza. POr ejemplo: "Esa eres tú, qué bien lo has hecho! Continúa así".
Existen infinitos pensamientos según las situaciones y todos son necesarios.
14
En cada momento mi cerebro siente una cosa distinta. Con cada profesor o profesora tengo un diferente sentimiento.
Cuando se me pregunta sobre un tema, siempre levanto la mano para intentar contestar y conseguir algo, con lo que me siento feliz y alegre.
Si Genaro me saca a la pizarra, tengo diferentes sentimientos: de saber la pregunta, me afianzo y estoy seguro de mí mismo; si no la sé, me pongo nervioso porque no me gusta equivocarme, aunque intento disimularlo para que nadie lo note. A veces, con dos posibles respuestas en mi mente, salgo pensativo y dudoso, con probabilidades de acertar o fallar; eso sí, siempre con esperanzas.
Suelo ponerme retos que, de no lograrlos, me deprimo y me cabreo.
Los exámenes son retos, en los que pongo mucho empeño para que salgan lo mejor posible.
En general, estoy muy feliz con mis compañeros, y aún más con el profesorado. Nuestro titor se preocupa para que avancemos en los estudios; así saldremos bien preparados para el instituto.
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Me puedo sentir de muchas maneras: bien, mal, regular, nervioso, inseguro... Lo que más me inquieta son los exámenes, cómo me van a salir, lo que me pone muy nervioso (por mucho que haya estudiado).
Por otro lado, me siento capaz cuando me felicitan, si recibo buenas notas y cuando los profesores dicen que tienen plena confianza en mí.
Por todo esto, tengo que seguir esforzándome e intentar dominar mis nervios.
4
Siento que me esfuerzo muchísimo en los estudios y en la clase, pero nunca consigo las notas que creo que voy a sacar. Seguramente hay algo en lo que estoy fallando y no me doy cuenta.
Tengo amigas que me apoyan cuando estoy algo baja.
Muchas veces pienso que el colegio se terminará pronto e iremos al instituto; me da pena separarme de mis compañeros.
Cuando me vaya, echaré de menos a los profesores porque se preocupan por todos y nos ayudan a solucionar los problemas.
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Pienso que determinadas cuestiones podrían mejorarse; en algún caso, el comportamiento, o ponerse al día.
Hay algun@s que les cuesta un poco seguir el ritmo de trabajo, lo que es normal. En cambio, el no trabajar ni estudiar porque te da la gana sabiendo que lo puedes hacer, eso no está bien.
¿Se puede mejorar lo anteriormente expuesto? Sí, si nos esforzamos y superamos cada día tendremos una recompensa a cambio: estar orgulloso de lo que se hace y las buenas notas.
No es lógico que los demás tengamos que perder tiempo gracias a algún vaguetas.
3
Al principio tenía algo de miedo porque me decían que Genaro metía mucha caña; pero no es así: cuando tiene que echar la bronca lo hace.
Preguntar es lo mío, siempre lo hago en el recreo.
Me encanta el blog, en el que suelen colgar bastantes de mis trabajos.
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En este nuevo curso tenía muchos nervios, porque en clase Genaro nos exigiría mucho; aunque también me sentía muy contento, ya que aprendería cosas nuevas.
Al cabo de unos días, me di cuenta de que no era para tanto y estaba súper tranquilo y seguro de mí mismo.
A mediados del curso íbamos muy adelantados; creo personalmente que no lo suficiente, porque nos teníamos que adaptar a otro ritmo...
Unas semanas después, terminados los textos, fue la mejor sensación de mi vida: cuando más nos costó y, a la vez, en el que más trabajamos.
Ahora, a finales de curso estoy muy alegre, ya que he aprendido muchísimo y lo bien que lo estoy pasando.
Antes, solamente me gustaba matemáticas, pero ahora también disfruto con lengua y lingua.
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