Una familia llevaba ahorrando años para poder comprar el jarrón más caro del mundo.
Había un problema. Hace tiempo una bruja llamada Matilde entró al supermercado; mientras observaba, vio algo raro: un líquido amarillo. Decidió bebérselo, se hizo diminuta y ahora anda vagando por ahí.
Un día vio un brillo que casi la cegaba, se acercó y notó que tenía que escalarlo. Ya arriba, le costaba caminar, tenía los bordes muy finos, así que se cayó dentro. Pensaba que el borde iba a ser más grueso, como en jarrón que tenía.
Cuando la familia fue a comprarlo, la bruja gritó: ¡Ayuda, sacadme de aquí!
Nadie la oyó, pero pensó que cuando estuviese en el maletero los botes la sacarían de allí; no fue así, solo la ascendían cinco centímetros del suelo.
Cuando llegaron a casa, pusieron el jarrón encima de una mesa.
Después de varios meses, Matilde consiguió salir, fue a la misma tienda, tomó otra poción y se hizo grande otra vez.
Antón