Solía vestirse con una falda dorada y azul turquesa, con unas sandalias también de esos colores, y una pulsera de serpiente.
Muy amable y, sobre todo, divertida.
Tenía un gatito que se llama Rayas porque tenía muchas en su cuerpo; para ella era como su dios porque vivía en Egipto.
No le gustaba hacer castillos de arena; sí al escondite, cuando le tocaba esconderse.
Mar
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