Su cabeza es blanca, sus orejas negras y tiene parches negros alrededor de los ojos.
Se alimentan de bambú, pudiendo comer varios kilos al día.
Son muy listos y, para marcar su territorio, frotan su cola contra las plantas de bambú y así dejan su olor, con lo que consiguen que otros sepan que ese lugar ya está cogido.
Su hábitat son los bosques de bambú; pero, por desgracia, están desapareciendo y eso hace que estén en peigro de extinción.
Les gusta estar solos, como a mí, aunque no siempre.
Sara
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