Hola, hermana, como ya sabes, hace mucho que no nos vemos; por eso me enfado, porque estoy malgastando tinta y papel escribiéndote... Cuando podría coger el móvil y mandarte... ¡Un mensaje!
Estoy tan enfadado que voy a arrugar esta hoja, aunque la malgastaría.¡No lo entiendo!
Tu irritante hermano.
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Soy el señor Cabreo, no cabrero, y es que nadie lo entiende. Siempre me tengo que cabrear. ¡Aaj!
El caso es que no veo a mi hermana desde hace media hora; me tenía que pagar el café, que tuve que pagar yo. No lo quiero ni pensar.
Os voy a contar cómo es mi vida y cómo soy; tengo que hacerlo porque me siento obligado, no porque quiera; además, me disgusta hablar con mi hermana.
Empecemos, visto de una forma muy negativa... ¡Me da tanta rabia! No me pongo los pantalones, sí, ando en gayumbos; tampoco los zapatos, solo con mi único par de calcetines. No tengo lavadora porque se fundió por el fuego que echo cuando me ¡enfadoo!
No me gusta hacer deporte ni levantarme de mi sillón de cuero, que también lo fundí; me siento en la taza del váter, sí, en el retrete. Así no me tengo que levantar para hacer mis necesidades.¡Último modelo!
No me gusta la verdura ni la fruta ni nada sano; sí las hamburguesas, la pizza y los perritos calientes. Eso explica por qué estoy tan gordo.
Noelia
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