Todo empezó un sábado de torneo por la mañana. Tuve que madrugar, como un día habitual de ir al colegio. ¡Casi no pude ni levantarme! La noche anterior, a causa de los nervios, no pude pegar ojo.
Fuimos en un microbús de quince plazas; en verdad, solo éramos nueve (una se quedó dormida).
Fueron cuarenta y cinco minutos muy rápidos, ya que estuve hablando todo el rato con Alicia, mi compañera.
El entrenador nos dividió en dos equipos: naranja y azul (los colores de nuestras equipaciones).
Había seis pistas, vestuarios y una mini tienda donde comprar suministros.
Mi primer partido fue contra un equipo de Lugo, no eran muy buenas y, por supuesto, les ganamos.
En el segundo, nos enfrentamos a "Zalaeta", el ganador del torneo, al que ganamos 2-1, básicamente de suerte.
En el tercero, perdimos muy raspadas contra en anterior equipo de Lugo: 1-2 (ganaron el tercer set por un punto).
Llegó el cuarto, el MÁS difícil, contra el "Zalaeta A"; son buenísimas, sacan fuerte y rematan muy bien. Como era de esperar, perdimos 2-0.
Por último, vino el más esperado, el quinto, contra las "naranjas", al que ganamos.
Llegué destrozada y con muchas agujetas; cené y, del cansancio, me dormí en el sofá.
Noa
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