En una aldea asturiana existía un pino especial. Cuenta la leyenda que, si conseguías rodearlo con los brazos, se te cumplían tus mejores deseos.
Se corrió la voz y acudía muchísima gente a tocarlo y pedir todo lo que querían.
El árbol empezó a deteriorarse y prohibieron que la gente se acercase a él. Unos estaban tristes, otros enfadados...
Tres años después e recuperó gracias a todos los cuidados que tuvo. Todos sonreían.
¡Ya podían abrazar a gran amigo, el árbol!
Manuel
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