Erase una vez un zoo donde había todo tipo de animales: elefantes, tigres, pingüinos, flamencos, aves...
Un día, una familia muy rara fue a ese lugar a hacer una excursión porque habían escuchado buenas críticas.
En un momento, al padre se le ocurrió la idea de robar los animales: ¡Algo sorprendente!
Lo malo fue que una de las monitoras los escuchó y no se lo podía creer; por eso, no pudieron hacerlo.
Los animales tenían muy buen oído y de noche se escaparon hasta Almería, donde vivían aquellos atrevidos.
Cuando llegaron, ya era por la mañana. Los monitores del zoo se asustaron muchísimo; no quedaban muchos, más bien pocos.
En la ciudad hicieron muchas travesuras: rodar películas y anuncios, ir a las discotecas, romper cristales de bastantes casas...
Por hablar de las películas que rodaron:
- "Los elefantes valen para algo": Recaudaron mucho dinero para un niño enfermo, que acabó sano.
- "¡Para algo están los policías!": Salvaron a unos flamencos que iban de caminata y que se perdieron por no llevar plano ni mapa.
- "¿Los presentadores pueden ser animales?": Los tigres comentan las noticias.
- "¿Cómo había pasado?": Dos pingüinos se transforman en personas y, pasado un mes, vuelven a ser ellos mismos.
- "El peliculón", una mezcla de las cuatro anteriores.
En las discotecas hicieron estas travesuras: tirar las mesas, meterse en el almacén y comer todo, tirar todas las entradas e invitaciones...
Los anuncios que grabaron trataban de: productos de belleza, series de la televisión, propaganda...
Y llegaron a vender: libretas, ascensores, cervezas, calefacciones, luces, teléfonos, martillos, radios; en fin, cosas sin sentido.
La gente se asustaba mucho al verlos por la calle porque nunca había pasado tal cosa.
Pasado un tiempo, empezaron a buscarlos por todos los continentes. España fue el último país en el que estuvieron, durante diez días.
Ya en Almería, los vieron haciendo sus fechorías. Tuvieron que alquilar muchos camiones y furgonetas para llevarlos al zoológico.
Paula
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