Hace unos días, estábamos en clase de ajedrez, algo alborotados.
Un alumno se puso a buscar en la carpeta de otro (habría que saber el motivo); éste lo vio y le lanzó una pieza de ajedrez a la frente. El afectado se puso a llorar.
Enterado alguien del suceso, no tuvo más remedio que castigar al "lanzador de piezas", que reconoció su mal comportamiento y lo asumió.
Cualquier juego supone reflexión y responsabilidad, por lo que se debe evitar tanto el hecho como las consecuencias de las que se está hablando. ¡Y más en un juego, donde la reflexión y la tranquilidad deben estar al máximo nivel!
Olga
No hay comentarios:
Publicar un comentario