Erase una vez unos niños llamados Ana y Pedro que se iban a París con sus padres.
La niña encontró un maletín en su casa. Estaba roto y un poco viejo, lo abrió y había un pañuelo con unas letras:
“Esto va a sumir al mundo en una fantasía de terror; sólo se podrá parar cogiendo un maletín que hay escondido en la Torre Eiffel”.
La niña encontró un maletín en su casa. Estaba roto y un poco viejo, lo abrió y había un pañuelo con unas letras:
“Esto va a sumir al mundo en una fantasía de terror; sólo se podrá parar cogiendo un maletín que hay escondido en la Torre Eiffel”.
Como le tenían miedo al avión, decidieron ir en barco. En la travesía tuvieron mala suerte, ya que un monstruo los hizo naufragar. Afortunadamente, un buzo los recogió y los llevó en su barca.
Cuando llegaron a tierra, desembarcaron y alquilaron una barquita para cruzar el río Sena.
Cuando llegaron a tierra, desembarcaron y alquilaron una barquita para cruzar el río Sena.
Mientras iban observando el paisaje, unos árboles monstruosos se abalanzaron sobre ellos. Pedro empujó a uno que, al caer, empujó a los demás y fueron a dar al agua. ¡Así lograron escapar!
Ya a salvo, se dirigieron a la ciudad.
Visitaron museos y sacaron muchas fotos, pero aún no habían encontrado la Torre Eiffel. Como Ana era muy buena en geografía, sabía que tenían que dirigirse al centro y así lo hicieron.
Pedro iba a coger el maletín que estaba debajo del monumento para que cesase la fantasía monstruosa; cuando, de repente, unas ramas lo sujetaron fuertemente. ¡Suerte que tenía una navaja y las cortó, consiguiendo agarrar el maletín …
¡Y la fantasía de terror desapareció para siempre!
Visitaron museos y sacaron muchas fotos, pero aún no habían encontrado la Torre Eiffel. Como Ana era muy buena en geografía, sabía que tenían que dirigirse al centro y así lo hicieron.
Pedro iba a coger el maletín que estaba debajo del monumento para que cesase la fantasía monstruosa; cuando, de repente, unas ramas lo sujetaron fuertemente. ¡Suerte que tenía una navaja y las cortó, consiguiendo agarrar el maletín …
¡Y la fantasía de terror desapareció para siempre!
Marcos González
No hay comentarios:
Publicar un comentario