Un día por la tarde, Ramón y su perro estaban paseando cuando vieron a una mujer muy extraña con un maletín grande como un elefante y de color gris.
Esta señora era una mendiga que vestía una chaqueta negra y una falda rota y llena de remiendos. Toda la gente le daba un poco de dinero cada día.
Esta señora era una mendiga que vestía una chaqueta negra y una falda rota y llena de remiendos. Toda la gente le daba un poco de dinero cada día.
Ramón, como nunca la había visto antes, decidió hablar con ella. Cuando le preguntó qué llevaba en el maletín, ella lo agarró fuertemente y no le contestó.
De camino a casa, iba pensando qué podría haber dentro, pero no era capaz de averiguarlo.
Al día siguiente lo volvió a intentar, pero tampoco obtuvo respuesta.
De camino a casa, iba pensando qué podría haber dentro, pero no era capaz de averiguarlo.
Al día siguiente lo volvió a intentar, pero tampoco obtuvo respuesta.
Como ya estaba cansado de tanto secreto, decidió mandarla al supermercado para aprovechar el momento; pero no tuvo suerte porque se lo llevaba. Entones insistió y ella confió en que no lo iba a abrir.
Se equivocó por completo: Ramón abrió el maletín y vio que contenía una gran cantidad de dinero y que esa señora estaba engañando a toda la ciudad.
Los ciudadanos que le habían dado dinero la denunciaron y recuperaron sus riquezas: ¡Gracias a Ramón!
Andrea
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