Un día por la mañana, una niña llamada Carlota se despertó para ir al colegio.
La madre le preparó el desayuno, pero ella puso la tele, por lo que se la tuvo que apagar. Desayunó rápido porque todavía le faltaba: lavarse, peinarse, echarse crema …
Por supuesto, llegó tarde. Y eso que tenía dos controles; siempre sacaba buenas notas, y esta vez no fue menos: 9.75 en Lengua y 8.75 en Galego.
Claro que confiarse no es bueno, y al poco tiempo, suspendió uno de Coñecemento con un 4.25.
Cuando su madre lo vio, la niña le dijo:
- Lo siento, no he estudiado.
Pero, aunque no se lo esperaba, recibió una respuesta comprensiva:
- No te preocupes, tantas actividades apenas te dejaron tiempo.
La madre le preparó el desayuno, pero ella puso la tele, por lo que se la tuvo que apagar. Desayunó rápido porque todavía le faltaba: lavarse, peinarse, echarse crema …
Por supuesto, llegó tarde. Y eso que tenía dos controles; siempre sacaba buenas notas, y esta vez no fue menos: 9.75 en Lengua y 8.75 en Galego.
Claro que confiarse no es bueno, y al poco tiempo, suspendió uno de Coñecemento con un 4.25.
Cuando su madre lo vio, la niña le dijo:
- Lo siento, no he estudiado.
Pero, aunque no se lo esperaba, recibió una respuesta comprensiva:
- No te preocupes, tantas actividades apenas te dejaron tiempo.
Laura
¡Tiene que estudiar más¡
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