Es un niño que sabe de todo menos matemáticas.
El profesor ideó un plan para que las estudiase: un juego en el que iba a hacerse el muerto y dejaría pistas para ver si era capaz de descubrir al asesino. Y lo llevó a la práctica.
Martín se puso a investigar cada una de las treinta pistas que le había dejado, y que consistían en operaciones. Se dedicaba a ello en los recreos.
Por fin, cuando se enfrentó a la última, descubrió quién era el asesino: ¡El director!
Y además aprendió matemáticas. Tanto gusto les cogió que, desde entonces, pasó a ser el mejor en ellas.
El profesor ideó un plan para que las estudiase: un juego en el que iba a hacerse el muerto y dejaría pistas para ver si era capaz de descubrir al asesino. Y lo llevó a la práctica.
Martín se puso a investigar cada una de las treinta pistas que le había dejado, y que consistían en operaciones. Se dedicaba a ello en los recreos.
Por fin, cuando se enfrentó a la última, descubrió quién era el asesino: ¡El director!
Y además aprendió matemáticas. Tanto gusto les cogió que, desde entonces, pasó a ser el mejor en ellas.
Marcos Laranga
eso no me pasa a mi
ResponderEliminarTodo lo contrario a mi
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