Érase una vez, un día de primavera, a una niña de nueve años le estaba por surgir algo.
Ana se encontraba en la cama como todas las noches. Tenía mucha sed, bajó a la cocina. Su madre y su padre se habían ido de viaje por un motivo de trabajo.
Fue a rellenar la jarra de agua y, de repente, se enciende una pantalla en el micro. Era una especie de holograma, en el que había una serie de pasos a realizar:
1º - Ir de casa en casa escribiendo en un papel la descripción del niño o niña que habita en ella.
2º - Cuando acabes, tira todos los papeles por la ventana de una biblioteca.
3º - Deja que el viento se los lleve.
Todo esto desde las cinco hasta las seis de la mañana.
Pensaba que era todo una broma. Al ir a lavarse las manos, vio que tenía algo en el brazo; sabía lo que tenía que hacer.
Empezó yendo a las casas de su barrio, encontrándose en el camino a un pequeño duende,resfriado, y que le dijo: - Tendrás tres deseos.
Pidió una mochila propulsora y una bicicleta, con lo que pudo terminar pronto el paso primero.
Se fue hacia la biblioteca municipal. Solo le quedaban quince minutos. En su reloj había un mensaje: Antes de tirar los papeles, tienes que decir "Sin palabras no hay conversación" cinco veces.
Hecho lo debido, sin viento, desesperada, no pudo terminar el reto.
Se le ocurrió una idea. Bajó, recogió los papeles y pidió su último deseo: "Quiero que haya un viento tan fuerte que se lleve todo el papeleo". Y así fue.
Noelia
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