Muchas personas dicen que para aliviar la tristeza se puede dormir, lo que no tiene nada de disparatado, a no ser que te suceda lo que me pasó a mí.
Estaba triste y se me ocurrió echar una siesta. Ya en mi litera no podía descansar, así que empecé a dar vueltas por toda la cama hasta que encontré la posición perfecta.
Comencé a soñar y lo que parecía un reposo tranquilo se convirtió en una actividad física constante. Iniciaba calentando, dando doce vueltas a un campo de fútbol y, después de eso, flexiones.
Ya comenzaba con los deportes; en concreto, ciclismo: una ruta de quince kilómetros en la montaña. Un poco cansado, mas quería seguir...
Había pasado bastante calor, me apetecía darme un baño y tuve una idea fantástica: ir a la piscina para refrescarme. Cuando llegué, vi a unos chicos haciendo unos largos y se me ocurrió hacer lo mismo. Estaba agotado, aunque podía hacer otro más.
El último debía ser el más potente, tenía que ponerme a prueba; lo más duro era una carrera de diez kilómetros y ni me lo pensé.
Ya no pudiendo más me desperté; me encontraba sudado, derrotado y no podía casi respirar. ¡Al menos ya no estaba triste! ¡Objetivo cumplido! Quería solamente descansar.
Nicolás
El aburrimiento es algo que sientes cuando no tienes nada que hacer o te falta algo: si estás en una comida con toda tu familia, no te dejan encender la televisión, nadie quiere jugar...
Aunque mis padres me suelen decir que el aburrimiento ayuda.
Para combatirlo, cinco consejos:
- Dormir, para que el tiempo pase más rápido.
- De no saber qué hacer, estudia y así estarás ocupado.
- Si por casualidad estás en una playa, cuenta la arena.
- Ir a la calle y jugar a la gallinita ciega tú solo.
- Si ninguno de estos remedios te sirve, como último, puedes proponerte batir algún récord.
Iago
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