Cuando voy a casa de mi abuela, lo primero que veo son plantas; parece una jungla su jardín, pero lo peor es que tan solo es un pequeño trozo de tierra.
En el salón, millones de libros, y la pregunta es: ¿Se los leyó todos?
También huele todo a tarta de queso o a filete empanado. Tiene un problema con la comida: antes cocinaba para cuatro personas, pero ahora solo para ella. A pesar de eso, no se le quitó la costumbre de preparar tres platos de espaguetis, lo que nos afecta porque hay que comer lo que sobra. No solo cuatro croquetas, sino un jamón entero que al final se acaba tirando porque no damos para más.
Vive en una casa de tres pisos, aunque solo necesita la planta baja y un cuarto de la segunda, por lo que las otras están abandonadas. Yo, que soy muy curiosa, me da por entrar en alguna de las habitaciones donde hay muñecas que dan mal rollo, o payasos de la era de los dinosaurios. Desde entonces no volví a entrar, aunque me queda bastante por explorar.
Se hace la señorita muchas veces, puede derribar un tanque con un solo ronquido; de dormir en su casa, no pego ojo. Por la mañana le digo que ronca mucho y se hace la despistada.
Con el tema de navidad, el otro día llamó diciendo que ella este año no compraba ni turrón, ni salmón... Aun así, a los tres días nos comenta que ya tiene el vino.
En cuanto a su lenguaje, mejor no lo describo.
Y tú, ¿cómo es tu abuela?
Noelia
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