Un día, al salir del colegio con Noa, llegando a casa, vi a un gato amarillo debajo de una furgoneta. Me gané su confianza, hasta que la pude coger. La llevé a casa y le di un poco de pescado.
Sus ojos y su pelaje son amarillos, y este muy suave; tiene una cola muy grande.
Cariñosa, se deja tocar muy fácilmente. ¡Se porta muy bien!
Muy traviesa y gruñona, aunque juguetona y algo vaga.
En cuanto a sus defectos: araña la ropa (y, a veces, a ti también) y siempre intenta colarse en casa.
Daniel
No hay comentarios:
Publicar un comentario