¡Tin, tin, tin!... Tres sonidos de campana era la señal de que todo estaba despejado en la biblioteca del colegio. Y habían pasado varias horas desde que todos se marcharon; y hasta el próximo día ningún ser vivo, salvo el pequeño ratón de biblioteca, que aporreaba tres veces seguidas la campanilla, que les molestaría.
Con el último "¡Tin!" empezaron a salir de los libros, personajes de figuras planas, que estiraban sus extremidades para despertarlos de la inmovilidad que les obligaba al estar dentro de los libros.
- "¿Qué hay para hoy?" - preguntó el Lobo Feroz, mientras se cepillaba los dientes para dejarlos brillantes como perlas.
- Tenemos una asamblea frente a la estantería de cuentos infantiles - le contestó la gallina de los huevos de oro, y continuó diciendo:
- Parece ser que el "Príncipe ratón" tiene un problema y vamos a ver si le podemos ayudar.
- ¡Qué mes más ajetreado llevo! - dijo Gerónimo Stilton; me han cogido de la estantería una y otra vez, sin dejarme descansar ni un minuto. Estos críos no se dan cuenta de que cada uno de ellos me lee una sola vez; pero que yo tengo que realizar una y otra vez las aventuras del cuento cada vez que me leen. ¡Tengo unas ganas tremendas de que les den las vacaciones para poder descansar!
- Sí, sí - dijo Blancanieves - eso lo dices ahora que eres un personaje moderno que molas mucho; pero si llevaras el tiempo que yo llevo, ya estarías acostumbrado y no te quejarías tanto. Por mi cuento han pasado estos niños, los padres y hasta sus abuelos; así que no te quejes tanto, ratoncillo presumido.
Lorena
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