Andrés es un repartidor excelente; se le da tan bien que lo ascendieron a director de trabajo.animales.
Casi se me olvida: es repartidor de onomatopeyas. Sí, sí, lo que oís.
Un día se pasó por mi casa y me las entregó: cuac, cuas, muuu, oing-oing...
- Te las pedí de sonidos artificiales, no de animales.
- ¡Es verdad! Tengo que ir otra vez a la oficina. Espera, no necesito ir allí, puedo conseguirlas por el camino.
Entonces coge su furgo y se marcha.
Fue escuchando muchos ruidos extraordinarios: pi-pi, brum-brum, o el de un niño hurgándose la nariz.
Me volvió a timbrar: ding, dong.
- Hola, Noe, tengo tu pedido.
- "Grazie mille".
Le cerré la puerta, pongo el "spotify" y suena una canción de sonidos creada por él.
¿Cómo pudo hacerlo en cinco minutos y cuarenta y cinco segundos?
Apago el móvil, salgo de mi casa y, al frente, había una estatua de "Andrew".
- ¡Pero qué!
Noelia
Me encanta tu trabajo Noelia, está muy chulo. De Aroa
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