En un país muy lejano, hace unos cuantos años, había una escuela en la que aprendían muchos niños.
Día a día, el aprendizaje era continuo, constante, responsable... Y SERIO.
Los problemas iban surgiendo, por muchos motivos, que no hace falta enumerar.
En una ocasión, a un alumno se le ocurrió pegar un fixo en uno de sus dedos, cuestión que originó la pregunta de su maestro, obteniendo una respuesta sencilla y transparente: parecía que era normal, sin magia ni poder alguno.
Lo curioso ocurrió cuando, un viernes posterior, con un par de controles, la mente del niño funcionó de tal forma que la sorpresa fue mayúscula; no por su valía, que era mucha, sino porque superó lo que hacía habitualmente, llegando a mejorar la mayoría de sus calificaciones.
¿Sería por el profesor o por el fixo? Si es por este, que nadie piense que todos transmiten dicha magia, aunque pudiera ser...
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