El viernes fui a casa de Noa y me lo pasé muy bien.
Cuando volví, subí en el ascensor y llegué al séptimo; las puertas del ascensor... ¡No se abrían!
Me estaba estresando; mientras, mi madre estaba intentando hablar conmigo: no se le oía casi nada.
Después de media hora, más o menos, vinieron los del servicio técnico e intentaron abrir una de las dos puertas que tiene; estaban haciendo un montón de ruido, pero lo consiguieron.
Mis hermanos jugando con las maquinitas. ¡Ni se enteraron de que estaba atrapada!
Los técnicos fueron a la sala de máquinas para bajar hasta el sexto. Me sacaron de allí, les di las gracias y me fui a nuestro piso.
¡Lo peor es que tenía que ir al baño!
Vera Castro
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