Un día iba en coche con mis padres y mi hermana. Vi un vehículo con un montón de turbos: un turboche (pensé).
Era de color naranja y fuera de lo habitual, porque tenía una forma muy extraña: se parecía a un caza, pero sin alas. Imaginé que lo habían hecho así porque corta mejor el viento.
Cuando llegué a casa, viendo en la televisión las noticias, apareció dicho coche. Podía alcanzar los 800 km/h; se hizo en China, luego se esparció por tood el mundo.
Quedé alucinado por lo conseguido y llegué a pensar qué ocurriría en el futuro y lo que podrá a llegar a inventar la humanidad.
Llegará a haber coches voladores, con mucha más potencia; y naves espaciales que nos conduzcan a otros planetas más lejanos.
Pablo
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