Una tarde muy lluviosa, el monstruo Alexos se dedicaba a robar muchas neuronas de la mente humana, y decidió entrar en la casa de Genaro que, cuando lo vio entrar, se quedó paralizado de miedo. No quería que le robara "su mundo matemático".
El monstruo gritó con fuerza: ¡Déjame absorber tu inteligencia, me llevaré toda tu sabiduría!
- Pues píllame.
Es tuvieron corriendo por la primera planta sin parar hasta que el maestro se cansó; en ese momento lo cogió, lo sentó en el sofá, le sujetó la cabeza con las manos y empezó a aspirar todo lo que había en su mente.
Se quedó en blanco, no sabía quién era, ni sumar uno más uno...
La esposa, que estaba escuchando música, oyó unos ruidos y bajó las escaleras. Rápidamente, su instinto fue coger una escoba y amenazarle con pegarle a quien tenía a su marido.
- No me pegues, que ya he terminado.
- Déjalo como estaba y ¡largo de aquí!
- Sin problema, ahora mismo me voy; pero está si mente... ¡Ja, ja, ja!
- ¡No vuelvas por aquí jamás! Genaro, despierta.
- ¿Qué ha pasado?
- Eso ya no importa, esperemos que no vuelva a ocurrir.
- En la vida suceden cosas muy raras... ¿Quién soy?, ¿y tú? - preguntó asustado.
- Mañana te lo explico, pero ahora a la cama. Ya harás cálculos: operaciones, reglas de tres, potencias, raíces cuadradas...
- La verdad es que no sé qué es eso de lo que me hablas.
- No importa, creo que es hora de ir a dormir.
Había un truco para recuperar la memoria: tomar arándanos con café. Se lo preparó al día siguiente y todo volvió a la normalidad.
Tania
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