Un día sonó el timbre en casa de Alberto; este abrió y un coche abollado, del que salió una persona con mucho vello y dijo:
- ¡Que toro más bello!
Era el reportero que venía a entrevistarlo. Le preguntó: ¿Por dónde empezamos con tu casa?
- ¿Qué haces en mi casa?
- Has sido escogido para un concurso.
Alberto se cayó al suelo de lo nervioso que se puso y el reportero se calló la boca porque le parecía extraño.
Tuvo que parar, y el propietario se agarró a un tubo metálico para poder levantarse.
Cuando consiguió ponerse en pie, lo echó; ante lo que le dijo:
- ¡Pero si todavía no hemos hecho nada!
- ¡Pues yo no la echo de menos! ¡Váyase!
Antón
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