Había una vez una niña a la que le encantaban los zumos de colores: fresa, limón, kiwi, mango, pera..., cualquier tipo.
Llegó el invierno y bebía chocolate caliente; así que no sabía lo que hacer con los zumos.
Pasaron los días y las semanas, hasta que tuvo una idea: cogió un cubo, los echó allí, se subió al tejado de su casa, respiró hondo y lanzó el contenido al aire.
Los zumos se congelaron y cayeron copos de nieve coloridos.
¡Es una maravilla! - pensó.
Llamó a sus amigos de la aldea, todos estaban impresionados con la belleza de los copos arcoiris.
¡Era fantástico!
Mayra
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