Era un fantasma que tenía los ojos saltones. Asustaba a los niños y a las niñas.
Vivía en un pueblo llamado Lampaza.
Cuando se ponía el Sol, salía de su casa, traspasaba las paredes y metía mucho miedo.
Había una excepción: Roy no se atemorizaba. Un día se despertó y lo vio mirándolo fijamente; entonces le dijo: "Como sigas asustando, te aspiro". Rex se rió: ¡Ja, ja, ja!
Cogió el aspirador e hizo lo que había dicho: ¡Lo aspiró!
El fantasma empezó a gritar, lo soltó con la condición de que empezase a portar bien.
Julen
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