Todo empezó el día cinco de enero de este año, cuando decidimos ir a verla a La Coruña, después de insistirnos durante años que era una de las mejores.
Sabiendo que la ciudad estaría intransitable, pensamos en ir en transporte público.
Con lo que no contábamos es que el autobús, cuando llegó a la parada, ya venía bastante lleno y cuando faltaban cinco personas por subir, cerró sus puertas, estaba completo.
Tuvimos que esperar la siguiente durante media hora y con miedo a que volviera a pasar lo mismo. En el próximo subimos sin problema, pero ya estaban las calles cortadas y, en vez de llevarnos al centro, nos dejó en la estación, desde donde tuvimos que ir andando.
Al llegar con el tiempo tan justo a María Pita, nos quedamos en cuarta fila, con lo que veíamos con dificultad; tanto es así que los tres reyes magos pasaron por delante y ni nos enteramos: venían a pie porque sus carrozas no podían pasar por Puerta Real.
La vuelta a casa fue otra odisea. Hasta que se restableció el tráfico no dejaban pasar, con lo que llegamos a nuestra morada a las once de la noche.
¡EL AÑO QUE VIENE NOS QUEDAMOS EN O TEMPLE!
Manuel
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