miércoles, 7 de noviembre de 2018

"S.O.S."

Queridos amigos:

Os escribo hoy para pediros ayuda ya que se acercan las navidades. Seguro que alguien que esté leyéndome pedirá una mascota para Papá Noel o los Reyes Magos y hay veces que la gente los abandona.
Os pido que no hagáis eso porque se quedan indefensos y los llevan a centros especializados, donde están bien; pero no tienen dueño y pueden acabar tristes o con enfermedades.
Hay que tener en cuenta las cualidades de cada animal para adoptarlos; se necesita: tiempo, espacio y dinero, porque, por ejemplo, un loro vive mucho tiempo y alguien tendrá que heredarlo, una ardilla tiene que moverse, cualquier animal da gastos. ¡Y necesitan cariño!
Hace unos meses estuve en un cámping en el que podías pasear a un perro, lo que es importante para ellos y para nosotros.
Si cumplís los requisitos, adoptad.

Un saludo,
Iker

lunes, 5 de noviembre de 2018

"Kika"


El miércoles 26 de septiembre me regalaron una hembra de un loro; como ya le llamaban Kika se quedó con ese nombre.
Tardó unas semanas en venir pero una noche que llegué estaba en la sala. ¡Me quedé con la boca abierta!

Tiene cinco meses, la estoy enseñando a hablar, sólo emite chillidos. No sabe volar, así que solo quiero que lo pase muy bien con nosotros

Carlos

"Las manos que podían hablar"

 
Erase una vez un científico al que le encantaban los animales y un día se le ocurrió hacer un experimento sobre cómo podrían hablar y mirar como nosotros.
Lo acabó y lo quiso probar con un conejo, pero el líquido le cayó todo en sus manos; era morado y se las convirtió en una especie de cíclope morado con su propia forma.

Sorprendido, se hizo muy amigo de ellas, les hablaba, jugaban y les contaba cuentos y secretos.

Llegó un día en el que sus manos se cayeron y les salieron brazos y piernas. 
Al científico no le gustaban sus manos nuevas, que no le hacían falta porque tenía las otras. A las moradas las llamó Ali y Pol, se divertían mucho.

Un día lluvioso quisieron robarlas y llevarlas a un zoo, por lo que decidió ir a vivir a Brasil para que nadie le molestase.

Lola