Había una vez una bruja que se llamaba Eriquect. Le gustaba inventar hechizos, asustar y niños y comer electricidad: ¡Estaba media loca!
Un día, en su cueva, aparecieron dos cazadores, salió y los embrujó con un hechizo de los peores: te hacías más pequeño hasta llegar a ser enano.
Al cabo de varias horas, apareció un niño, lo asustó y se desmayó. Aprovechó para coger su espíritu y hacerse más poderosa.
Ya en el pueblo, todo el mundo en casa, con la puerta cerrada, para que no matase a nadie más. Si no lo hacía, su fuerza disminuía tremendamente, hasta acabar muriendo.
Piero
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