Había una vez un chico muy torpe; por ejemplo, cogía un libro, tropezaba con un bote y le salía disparado cayéndole sobre su cabeza.
Otra vez estaba en clase, un poco despistado, con la libreta equivocada, por lo que le mandaron coger otra; pero, por donde pasaba, había hojas de papel, lápices, carpetas y tantas cosas que casi le hacen resbalar. El no haber caído sorprendió a todos.
De camino a casa, fue pensando en cómo evitar lo que le pasaba diariamente: iría acumulando los errores pasados para no cometerlos en el futuro.
Iker
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