Había una vez una planta chiquitita que deseaba ser un árbol inmortal porque quería descubrir todos los misterios del mundo.
El 3 de Marzo, el día internacional de la Naturaleza, la planta cumplía catorce años, y un chico raro, llamado Radlufn el increíble, podía leer la mente, y fue capaz de echarle un polvo invisible para que no muriese nunca. ¡Algo maravilloso!
Al día siguiente, unos gamberros fueron con un hacha para acabar con el árbol; pero éste se despertó, los vio y gritó:
- ¡Eh! ¿Qué se supone que hacéis?
- Intentarte cortar, mas no podemos.
- ¡Ah, sí! Pues vais a ver.
Empezó a agitar sus ramas (era un sauce llorón). ¡Y fustigó a los cuatro de un golpe!
Contento y extrañado, no tenía ningún corte.
Al cabo de unos años, los chicos querían vengarse; como ya estaban cansados, construyeron un robot; estaban a punto de vencer cuando un fenómeno natural los arrastró y acabó con su maldad.
Manuel
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