Fuerte como un roble y grande como una muralla: ¡Tan duro que nadie lo tumba! De ojos marrones claros como las hojas otoñales; una sonrisa que no para de deslumbrar; labios que siempre perdonan en el cielo de su boca. Su color de piel blanco como la nieve.
Unos brazos como tanques que no dejan de trabajar.
Inteligente como un ordenador, aunque alguna vez se queda sin pilas; atento como un tigre; ocurrente como un ratón; deportivo y alegre como una sonrisa de A Coruña a Barcelona. El Rey Arturo de su corazón.
Respetuoso como una persona con su mayor tesoro. Muy amable y servicial como un fiel mayordomo. Tan estricto como un director porque nunca desobedece una norma.
Le gusta descubrir cosas, tanto como a Cristóbal Colón. El arqueólogo de la clase que descubre todo lo que hay bajo los rincones.
Disfruta con el chocolate.
¡Feliz junto a sus amigos! ¡No se puede perder a alguien como él!
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