Una de las veces que más miedo pasé fue en mi baño. Estaba lavándome los dientes cuando la puerta se movió; pensé que era un ladrón, así que la presioné. El tenía más fuerza, la solté y creí que me iba a pasar algo. Resulta que era mi madre, que me quería meter un susto.
Otra vez estaba en el balcón, tropecé con una baldosa y menos mal que me agarré a una barandilla porque hubiese podido caer.
Álvaro
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