Había una vez un niño llamado Marco, al que le gustan muchísimo los elefantes. Un día conoció a uno que era muy manso, jugaba con él como si fuera un peluche, le daba de comer en su mano, se subía encima como si fuera un caballo...
En cierto momento, vio a unos que querían capturarlo. Pensó qué podía hacer para que no lo consiguieran y decidió llamar al señor que vivía en la cabaña más próxima, pero no llegaron a tiempo:
¡Su amigo ya estaba en un camión camino del zoo!
No pudo contener sus lágrimas y recordó ese día como el más triste de su vida.
Pasaron veinte años. Fue de excursión al zoológico de Madrid. Su sorpresa fue inmensa: ¡Allí estaba su querido elefante!
No se le ocurió otra idea que trabajar allí para así poder estar siempre con su adorable amigo.
Olga
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