Había una vez unos niños llamados Cami y Como. A ellos les caía muy mal, muy mal una niña porque les había hecho suspender el examen de flauta; así que querían vengarse.
La semana comenzó y las trastadas empezaron:
- Lunes: Gusanos en el bocadillo y chinchetas en la silla.
- Martes: Perderle el estuche y hacerle fallar un ejercicio.
- Miércoles: Tirarle el batido encima y dejarla quedar mal delante de su novio.
- Jueves: Ratones en los zapatos y araña en la mochila.
- Viernes: Mancharle los deberes de grasa y romperle las ceras.
Ese fin de semana estuvieron muy a gusto, pero a la vuelta de vacaciones... Su enemiga estaba muy triste y arrepentida de sus actos, así que decidió contarle a la profesora de Música lo que había ocurrido para que los aprobara. Ellos le devolvieron todo lo que le habían quitado y hasta le hicieron los deberes.
Desde entonces no se volvieron a llevar mal y aprendieron que:
"LA VENGANZA NO CONDUCE A NADA".
Andrea