Lucas era un chico alegre y divertido, pero un desastre en casi todo. Cuando secaba los platos o los rompía o los dejaba mojados, a la hora de barrer quedaba todo el polvo en el suelo, en vez de recoger su ropa la desordenaba...
Un día su mujer, ya harta de todo, decidió enseñarle a cocinar. ¡Vaya sorpresa! Era un genio preparando platos tradicionales y modernos... ¡Sabrosísimos!
Entonces decidieron abrir un restaurante, que tuvo mucho éxito. Hicieron giras por: París, Nueva York, Roma, Inglaterra, China, Japón y, por supuesto, Galicia y España.
Después de unos meses, recopilando todo lo que les había pasado, se dieron cuenta de que:
¡Hay gente a la que todo le sale mal,
pero que tiene una estrella en su interior!
Andrea
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