Una mañana una ardilla se había caído de su tronco. Fue recogida por unos murciélagos y criada como si fuera su hija.
Bebía sangre, aunque no le gustaba, y poco a poco le fueron creciendo unas alitas; sólo podía salir por las noches por la ceguera de sus padres.
Cuando estaba en el exterior, se sentía triste porque no podía jugar con las demás ardillas.
Finalmente, se dio cuenta de que era una ardilla voladora y se fue a vivir a su propio tronco.
Pablo
Uyyyyyyy, una ardilla voladora.
ResponderEliminarEso es un invento un poco raro.
Una ardilla que bebía sangre,¡Que locura!
ResponderEliminarUN SALUDO
MARINA