Martín tenía seis años y vivía en una gran ciudad, en un gran edificio donde nadie se conocía, excepto Deleche y Definitivo, dos dientes que vivían en la boca del niño.
Hacían todo juntos: comían, reían, dormían, visitaban el dentista … Pero ellos sabían que tarde o temprano se tendrían que separar.
- ¡No quiero que te vayas!- exclamó Definitivo.
- Yo no quiero irme, pero sé que cuando tenga que hacerlo, vendrá un ratón llamado Ratoncito Pérez y me llevará con él. - dijo su amigo.
- Sí, algo he oído acerca de ese ratón. No me cae bien, pues vendrá a por ti y no te veré nunca más. - replicó, enfadado, Definitivo.
- No te preocupes por mí; cuando no esté, siempre habrá otro diente del que nunca te separarás. - dijo el pequeño diente.
Cuando llegó el momento, los amigos se despidieron, sabiendo que nunca más se volverían a ver, pero también que su amistad duraría para siempre.
Hacían todo juntos: comían, reían, dormían, visitaban el dentista … Pero ellos sabían que tarde o temprano se tendrían que separar.
- ¡No quiero que te vayas!- exclamó Definitivo.
- Yo no quiero irme, pero sé que cuando tenga que hacerlo, vendrá un ratón llamado Ratoncito Pérez y me llevará con él. - dijo su amigo.
- Sí, algo he oído acerca de ese ratón. No me cae bien, pues vendrá a por ti y no te veré nunca más. - replicó, enfadado, Definitivo.
- No te preocupes por mí; cuando no esté, siempre habrá otro diente del que nunca te separarás. - dijo el pequeño diente.
Cuando llegó el momento, los amigos se despidieron, sabiendo que nunca más se volverían a ver, pero también que su amistad duraría para siempre.
Óscar
ME HA ENCANTADO TÚ CUENTO. ES ORIGINAL Y MUY DIVERTIDO.
ResponderEliminarUN BESO.