Se puso a ver la televisión y sólo escuchaba hablar de lluvia.
Su deseo de salir iba en aumento; para evitar pensar en ello, se echó a dormir. ¡Soñaba que estaba en el parque!
De repente se despertó. Al asomarse a la ventana, había parado de llover; pero al estar todo mojado, seguía en las mismas.
Rezó y rezó para que se secase; aunque no lo creáis, surgió efecto: ¡Un milagro! Se preguntaba quién la había ayudado; no encontró respuesta alguna, pero pudo cumplir su deseo de bajar al parque.
Marcos González
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